La pandemia por COVID-19 generó una serie de grandes desafíos operacionales para las organizaciones, en especial para la manufactura, por lo que algunas empresas se vieron forzadas a cerrar temporalmente sus plantas en respuesta a las restricciones sanitarias.
Actualmente, los efectos de la crisis están variando, dependiendo de cada Sector Estratégico. De acuerdo con McKinsey & Company, las empresas de maquinaria de construcción, por ejemplo, es probable que sientan los efectos en menor gravedad, debido a los estímulos gubernamentales previstos en materia de infraestructura.
En cambio, las empresas de los sectores de máquinas-herramienta, maquinaria y equipos de producción de acero sentirán los efectos mayormente.
El personal de fabricación de primera línea no puede llevarse su trabajo a la relativa seguridad de sus hogares, por lo tanto, los responsables de las plantas están en búsqueda de formas de operar, al tiempo que se preparan para un período potencialmente mucho más largo de mayor incertidumbre con respecto a la demanda y la oferta, y una necesidad duradera de mantener una mayor higiene y distanciamiento social.
Las empresas de los Sectores Estratégicos deben revisar ahora sus supuestos anteriores sobre el curso de la crisis, trazar una serie de escenarios y empezar a examinar críticamente sus estructuras para evitar una disminución en la productividad y en la producción.
Fomentando la digitalización
Las medidas sanitarias derivadas de la pandemia imponen restricciones a las actividades que requieren cercanía física entre personas. Por tal, es necesario la implementación de programas masivos y estandarizados que permitan mejorar la capacidad digital empresarial, incluyendo métodos de formación virtual para la incorporación de aplicaciones digitales iniciales y programas de extensionismo tecnológico que apoyen la digitalización de los procesos de producción.
La pandemia, ha sido un fenómeno que aceleró la adopción de tecnologías 4.0, a fin de que las organizaciones logren continuar con sus procesos productivos pese al distanciamiento.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio realizado por McKinsey & Company, se revela que el número de las empresas que afirman haber escalado con éxito algunos o muchos casos de uso de las tecnologías 4.0 se redujo en más de un 40%, hasta situarse por debajo del nivel registrado en años anteriores.
Las tecnologías de la Industria 4.0 ya no se miden por su capacidad de añadir valor durante las actividades habituales, sino que se espera que también resulten valiosas en momentos difíciles como la crisis de COVID-19.
Las pruebas de efectividad de sus plataformas de la Industria 4.0 durante la crisis pueden haber demostrado a las empresas que tienen que ir más lejos de lo que pensaban antes de que sus implementaciones se amplíen realmente. En particular, muchas empresas se están dando cuenta de que ya no pueden ignorar las limitaciones creadas por las debilidades de su infraestructura subyacente de tecnología de la información/tecnología operativa (TI/OT).
La búsqueda de rapidez en la implementación llevó a muchas organizaciones a trabajar en torno a sus sistemas de TI y OT heredados durante el despliegue inicial de la industria 4.0, pero ese enfoque está llegando a sus límites.
Las empresas necesitarán las personas y los procesos adecuados para apoyar sus ambiciones de la Industria 4.0. Los actores con importantes necesidades de talento a largo plazo también pueden considerar la posibilidad de intensificar sus esfuerzos de creación de capacidades internas, especialmente para las funciones que requieren una combinación de profundos conocimientos de dominio y habilidades digitales.
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